lunes, 16 de septiembre de 2013

Pier Paolo Pasolini, obsesión para el nuevo curso

Ayer visité por segunda vez la exposición sobre Pasolini en el CCCB. Una muestra sublime sobre su vida, un paseo ejemplar dirigido por cada tramo de su vida, cada cual se abría con una proyección del lugar donde vivió en cada temporada, qué sucesos le marcaron y cuáles fueron sus obras más importantes. Al ser el último día y gratuito, estaba bastante concurrido pero se pudo disfrutar en silencio y complicidad: el respeto que infunda su vida se contagia.

Bernardo Bertolucci con Pier Paolo Pasolini

Pasolini es mi nueva obsesión (como hace quince años lo fueron Dalí y Buñuel, hace diez Spike Lee y hace cinco Almodóvar) Una de esas personalidades que te inyectan inspiración, que llegan en un momento de tu vida en el que te está diciendo lo que necesitas escuchar. Lo que más admiro de Pasolini es que mantuvo sus ideales y su autenticidad intactos durante toda su vida e impregnó con ellos su obra. Hasta el día de su muerte fue la conciencia de una Italia con un pasado inacabado, el fascismo. Es una de las cosas que más me asombran de Pier Paolo Pasolini: me parece que ser bueno y/o fiel a tus principios durante un tiempo es relativamente fácil pero llegar al punto de mantenerse así toda una vida... es sobrehumano.

Saló o 120 días de Sodoma está inspirada en las obras del Marqués de Sade

Su mente configuraba universos totalmente libres, pensaba que "escandalizar es un derecho, así como ser escandalizado es un placer". Pasolini te remueve, de eso trata el arte. Y él lo lo hizo a través de la pintura, del cine, de las letras... Su última película, Saló o 120 días de Sodoma, es una de las cintas más perturbadoras jamás rodadas. En Petróleo, su obra inacabada, iba a desvelar datos sobre un supuesto accidente en el que murió Enrico Mattei, presidente de una compañía petrolífera. Es posible que éstas ultimas creaciones tuvieran mucho que ver en su oscuro asesinato.

Su última entrevista. Cada palabra que sale de la boca de este hombre es una invitación a la reflexión.



Nota frívola. Me parece que a nivel estético, Pasolini poseía un estilo y una clase que emergen de un gran carisma y de un talento auténtico, sin clichés. En las fotografías de la exposición siempre se le ve impecable, incluso en sus viajes por África. Mantiene su atractivo y su fina figura hasta sus últimos días: el paso del tiempo se entreve pero nunca deja ese porte elegante que le caracteriza.
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